Hace un año cumplí treinta años. Contrario a lo que imaginé cuando apenas comenzaba una década menos, poco tiene que ver esta edad con algunos asuntos que quieren imponernos, como casarse o tener hijos.
Me atrevería a decir que, aunque espero que todavía me falte mucho por vivir, los últimos meses de mi vida han sido los mejores. Que no me asusta haber entrado a los «treintas» porque es la época en donde me he sentido más cómoda, plena y realizada, por múltiples razones. Aquí comparto varias conclusiones trascendentales a las que he llegado, de lo que sucede cuando una mujer cumple treinta años:
- Ya no tiene la energía necesaria para invertir en amistades superfluas, interacciones forzadas y conversaciones innecesarias.
- Relacionado con lo anterior, la sinceridad y autenticidad son las cualidades más importantes que se esperan de una persona.
- Sabe expresar sus sentimientos y hacerse responsable por ellos. Sabe que vale mucho más la pena abrir el corazón, que siempre haber vivido con temor de mostrar su sensibilidad.
- Porque ya no se puede lastimar igual a una mujer cuando cumple treinta años. Aquel drama de sentir que el mundo se acaba por causa de una cruel palabra que nos dijeron, ya no es motivo suficiente para herirnos. Cuando nos quebrantamos, tenemos una mayor capacidad de repararnos por dentro y quedar aún mejor de lo que estábamos. Sabemos que eso se llama «resiliencia».
- Es mucho más fuerte entonces. El dolor por decepciones pasadas ya sanó y se ha convertido en sabiduría privilegiada.
- Entiende que nunca va a regresar a lo que alguna vez le hizo daño.
- Valora a sus padres como nunca. Conforme más va aumentando el paso del tiempo, mejor comprende las circunstancias que han vivido sus papás, y el agradecimiento hacia ellos no puede dejar de sentirse ni un solo día. El tiempo que pasan juntos, tal vez sea menor que antes, pero es de mayor calidad.
- Los problemas y momentos difíciles se afrontan con mayor madurez. La vida continúa, y ya para este punto, es más fácil decir adiós a todo aquello que constituye un riesgo para la integridad y estabilidad emocional. Ya no se hacen tratos injustos con nadie. Deja ir a quien no quiere estar ahí, aunque sea alguien que ama.
- Lo cual significa que no cualquier hombre nos impresiona; nuestros estándares son exigentes porque también estamos dispuestas a entregar todo lo bueno que tenemos, cosas maravillosas que solamente se llegan a acumular cuando se ha caminado durante tres décadas.
- También sabe que nunca es tarde para comenzar de nuevo cuando se ha equivocado…nunca es imposible cumplir un sueño, volver a amar, recuperar la esperanza. No hay tiempo perdido, solamente experiencias de vida.
- Cuando una mujer cumple treinta años tiene hermosas historias que contar: historias de amor, decepción, aventuras, viajes y locuras. Pero también sabe que no cualquiera merece conocer esas memorias, y por eso las comparte poco a poco y de forma misteriosa con quien sea digno de saberlas.
- Sus amigas son esenciales: las cuida, las llama, las hace reír, las invita a tomarse una cerveza cuando más se necesita. Se alegra por ellas. Ama ver a sus amistades genuinamente felices.
- Se atreve a experimentar algo diferente, no se queda con las ganas de intentarlo.
- Disfruta los pequeños momentos: es capaz de contemplar la lluvia por la ventana, tomar una taza de té, sentir la arena sobre sus pies y encontrar belleza y gracia en esos instantes.
- Ha desarrollado un sentido de intuición que le permite tomar decisiones oportunas, basadas en el instinto y la razón.
- No le afectan las opiniones que tengan los demás acerca de ella. No se toma nada de manera personal. Cuando una mujer tiene esta edad, ya no se angustia por lo que dirán los demás. Y sabe, que esa es la mayor libertad que se pueda experimentar.
- Por lo tanto, no le importa decir malas palabras, expresar sus creencias, no tener un cuerpo perfecto, defender su ideología o iniciar un nuevo proyecto opuesto a lo que siempre ha hecho. Se conoce demasiado, sus procesos introspectivos han sido profundos y dolorosos, pero esto le ha permitido manejar hábilmente sus emociones y anticipar la ansiedad en varias circunstancias.
- La arrogancia y la altivez no forman parte de su comportamiento porque la vida le ha enseñado que las personas más orgullosas son las más inseguras, las que no aprendieron a vivir de otra forma que no sea creyendo que la superioridad y el éxito está en competir vilmente contra los demás.
- Cuando una mujer cumple treinta años, sabe hacia dónde quiere ir, en dónde quiere estar y en dónde no. Sabe a quién quiere tener a su lado, y de quién debe de alejarse. Sabe lo que quiere, lo expresa sin temor y hace lo que se necesite para llegar a eso sin dañar a nadie más. Así continúa construyendo un camino de paz y felicidad.
Ahora entiendo lo que significa decir que la vida puede ser muy corta, pues incluso treinta años podrían no ser tanto, y por eso, al estar cerca de cumplir uno más, elijo seguir disfrutando lo que soy. Las arrugas que se forman alrededor de mis ojos, solamente demuestran que en estos años he reído demasiado. Y quien sabe, a lo mejor decido celebrarlo bailando.
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